Con todo lo que hemos hablando en este blog sobre las
ventajas del teletrabajo para profesionales y empresas seguro que te sorprendes de que esta práctica aún no esté muy aceptada en los países de habla hispana ¿Qué es lo que ocurre con el trabajo a distancia para no imponerse como una norma? A continuación analizamos algunas de las razones más evidentes por las cuales todavía nos resistimos a crear puestos de trabajo flexibles.
¿Por qué el teletrabajo no es una fórmula de contratación habitual?
En uno de esos libros clásicos del mundo empresarial;
Remoto: no se requiere oficina de Jason Fried y David Heinemeier Hansson, se nos plantean algunas claves para entender por qué todavía no tenemos el
teletrabajo como norma.
Hay que reconocer que en los últimos años las contrataciones por esta vía
han aumentado de manera considerable con grandes empresas utilizándolo como fórmula para mejorar la flexibilidad y la productividad. Al mismo tiempo, también en el último lustro hemos visto crecer el número de freelance que apuestan por ofrecer sus servicios a distancia. Pero ¿por qué son todavía una minoría?
Un modelo arcaico que quiere mantenerse
Habitualmente, cuando la sociedad vive momentos de cambio, se produce una
reticencia a dejar aquello conocido y adoptar lo que es "nuevo". Para muchos autores expertos en teorías laborales y en empleo ésta es la principal razón de que todavía no estemos viendo el teletrabajo aplicado a la mayor parte de los ámbitos.
De hecho,
ese miedo está llevándose por delante a muchas empresas que no consiguen rentabilizar al máximo sus negocios, sobre todo en épocas de crisis. Una plantilla que no está atada a una oficina supone el ahorro de costes de contratación y evitar el abono de gastos comunes. Pero además, implica también mayor flexibilidad a la hora de contar con
equipos de trabajo trasnversales que pueden desarrollar determinados proyectos en solitario y colaborar juntos para proyectos que así lo requieran.
De momento, las grandes empresas que han apostado por el teletrabajo han visto los beneficios en el corto plazo, pero la literatura que existe sobre el teletrabajo no ha conseguido aún romper con esa tediosa
idea de que el trabajador debe calentar la silla en la que trabaja para efectivamente estar trabajando.
La
falta de control físico hace que muchos empresarios no se atrevan a apostar por la contratación de trabajadores fuera de sede. Trabajar no es permanecer en la oficina 8 horas al día. Precisamente ese concepto de trabajo es el que nos mantiene (a España) como uno de los países de Europa en los que la productividad es menor, aún pese al gran número de horas que estamos recluidos en el centro de empleo. ¿Quieres ser el protagonista del cambio? ¡Pues empieza a
contratar a distancia y olvídate de los miedos, son todos infundados!
El control del horario y fichar en la oficina
El término de fichar viene de unos tiempos en los que la producción en cadena se impuso como modelo de trabajo. Sin embargo, en la actualidad, muchas de esas máquinas no requieren de la presencia de los operarios, y el
sector servicios, gracias a la red, puede llegar a donde quiera sin necesidad de tener una sede física.
Por todo esto, no parece que estar en la oficina en un horario de entrada y salida determinado vaya a beneficiar a nadie. El empresario nada obtiene si su trabajador está presente pero no cumple con los objetivos pactados. Y el trabajador no consigue productividad si tiene la cabeza en otro sitio pensando en cómo conciliar sus demás asuntos con el trabajo y un horario tan cerrado. ¿Conclusión? Las horas en la oficina pasan y se "ficha" como en antaño, pero los proyectos siguen parados aún pese a haber comprobado por el reloj el paso de jornadas completas de empleo.
Poca confianza en los empleados
El teletrabajo requiere de jefes y empresarios dispuestos a olvidarse de ese papel de niñeras que les había impuesto el modelo laboral anterior. En el artículo sobre ¿
cómo controlar a un teletrabajador? explicamos cómo resulta literalmente imposible e improductivo controlar todo lo que hacen nuestros empleados. En la sede física puedes controlar el horario, pero no la productividad. ¿La solución?
Contratar profesionales en los que confías plenamente y que trabajen por objetivos.
Trabajar desde casa es una opción que poco a poco gana terreno, pero que todavía tiene que luchar contra un paradigma de empleo arcaico que se mantiene vivo. De los propios freelance, de los empresarios y de las compañías dependerá que la nueva forma de trabajar se imponga. Nadie duda ya de que las nuevas fórmulas de empleo son mejores, las dudas se mantiene únicamente en el "cuándo" se convertirán en la norma y no en la excepción.